Monday, March 2, 2009

Josue frente al espejo

Josué tenía miedo. Sabía que cuando comenzaba a avanzar por sus propias líneas enemigas, era imposible retornar. Se acordaba del día en que decidió tirar todo por la borda al darse cuenta que se había pasado los últimos 4 años construyendo un castillo de papel, tan frágil que con solo un pensamiento tergiversado lo quemó todo. Y para colmo, decidió tomar su ego, ya quebrantado y débil, y reinventó un intelectual aventurero, permeado de indiferencia y arrogancia, y lo engavetó en un frio aposento a mil kilómetros de cualquier conocido.
Se había dado cuenta lo difícil que era construir ilusiones dentro de un mundo irreal, y lo casi imposible que era darse cuenta de la futilidad de todo. Y habia sacrificado bastante: tiempo que jamás volvería a recuperar con sus familiares y amigos; Su débil sentido de identidad, que ya había sido machacado con demasiadas experiencias alienígenas e inverosímiles. Y para qué? Se preguntaba todas las mañanas cuando tenía que batallar con el frio ensordecedor y la apatía de una cultura enferma. Por el sueño de poder algún día encontrarle sentido a una vida que se parecía mas a un cuadro de Pollock.
Josué quiso seguir construyendo otros castillos de papeles. A veces es más fácil construir una pirámide de naipes que desnudarse frente a una conciencia avergonzada.